Regreso a ti porque siempre necesito poner en letras todo lo que siento, y no sé, te extraño algunas veces y hace rato fue bonito cuando te volví a leer y se me salieron las lagrimas, porque sí, todo aquello como siempre, como en cada quiebre, pues, ya terminó, terminaron las noches juntos, terminó ver su sonrisa, acariciar tu pelo, perderme en su cuerpo, estar enamorado de su cicatriz, de sus cicatrices, estar enamorado, así.
Al inicio del día todo es borroso, o tal vez no, tal vez sólo tengo los ojos bien cerrados para no querer ver nada, no sé cuál es la ropa limpia y menos la sucia, me levanto, recuerdo que César se quedó a dormir y me acuerdo de mis llaves, ojalá y las haya dejado en un lugar visible, faltan 20 minutos para la hora de mi entrada al trabajo, me levanto, no tropiezo, pero sé que ya no me alcanzare a bañar, tomo el pantalón que está roto de la entrepierna "total, sólo es bien poquito y me queda bien grande", pienso. Pongo la camiseta de el club de la estrella en mi mochila y comienzo a buscar una limpia del árbol, la encuentro, "tengo que pedir el uber, aunque si llega en tres minutos no la voy a hacer", igual lo pido, me pongo la crema de cacao, y recuerdo que tengo que llevar cambio para la noche, veré a David, recuerdo su sarcasmo, y sonrío. Voy camino al baño, veo la ropa tirada de Jaime en la sala, y a Juanin sobre una silla "Hola, bebé juan", entro al baño, me lavo la cara y me cepillo los dientes. Escucho la alerta del celular y sé que el uber está frente a la casa "zapatos, llaves, llaves, y las de la casa de mis papás por cualquier cosa", me acuerdo del llavero, ahora roto en la mitad y la foto en el fondo de la bolsa del frente, "ok, llevo todo, o al menos las llaves", abro la puerta y veo el candando "pinche madre, César dónde dejo las llaves" le hago una señal al conductor "ahora sé porque te pueden calificar mal como usuario de uber", entro al cuarto, busco debajo de la cama, en los estantes y la mesa de noche, nada, salgo, veo sobre la mesa, sobre la mesa que esta junto a la puerta, nada, volteo al sillón y ahí están, cierro la puerta del cuarto, y veo todo el desmadre de cobijas sobre la cama y los zapatos bajo ella, salgo abro el candado y me subo al carro, "el celular, fuck, ¿neta, Óscar?" -Celular, ¿me puede esperar?, le pregunto, bajo antes de recibir respuesta, entro y lo veo al primer vistazo, salgo, cierro la puerta, pongo el candado y me subo al auto.
De camino, me acuerdo de toda la noche, a Hugo olvidando las cervezas en el restaurante y tener que regresarnos por ellas, llegar a casa, cambiarme, de camino al centro hablarle a Alejandra porque habían ido a Bóvedas, ella, Fer, Monse y Mauricio, llego y el vato de la entrada me deja pasar, y al fondo veo una mano que se levanta en saludo, aparece Alberto y me me estrecha la mano "tres días seguidos, no mames", seguro ha de pensar, llego a la mesa saludo a Mauricio y lo felicito por su cumpleaños, después a las bebés, saludo con la mirada a todos los demás, a los que no conocí. Les digo que solo voy a tomar una cerveza porque ya tenía planes con mi rumi y con un amigo de él en Reformita. Voy a la barra, Denise me dice piropos, -Y ayer con el novio que traías, menciona pero no sé a que se refería realmente, sólo sonrío -No, para nada, contesto. Me dan mi cerveza y me regreso a la mesa, pasa media hora y les digo que me tengo que ir, regreso a la barra para el pase de salida y despedirme, salgo y corro hacia Reformita, cerrado. Espero a Gabriel y Jaime, bajan y escucho un largo "Chavaaaaaaaaaaa" sonrío y me pregunto si acaso estaban esperando a Chava, y entonces me acuerdo que Jaime trae esa muletilla de Zacatecas, que me encanta escuchar en su voz, los saludo y nos encaminamos a Latinos, estando en la calle les pido un encendedor, nunca pensé pedir un encendedor, digo, si traes cigarros es obvio que cargas con encendedor, pero bueno también pensaba que nunca compraría una cajetilla de cigarros. Llegamos al antro, llego Ivan, tomamos, baile un chingo, regresamos a casa y recuerdo que en el refrigerador aun tenía cerveza del lunes que Gab fue a la casa, fumamos poquito, tomamos y comimos cheetos.
Se sientan en la sala, y decido entrar a cambiarme a mí cuarto, regreso y me siento en la silla junto a la radio, Jaime pone música y yo la conecto a la radio, Juanin se nos une.
No hay nada de lo que este más enamorado en este momento que estar en casa, por primera vez sentir un lugar mio, ajeno sí, pero tan hermoso que puedo llamarlo hogar.
Llego al restaurante y recuerdo que tengo que ir al club de la estrella por unas cosas, abro la puerta, tomo mis cosas, voy hacia la puerta y le pongo seguro, justo antes de salir, en el instante en el que el cerrador hizo clic, recuerdo que dejé las llaves dentro.
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