21.3.12

Martes

Una noche terrorífica como la de hoy se dio cuenta; esto nunca iba a cambiar, él iba a estar al pie de su cama así fuera el fin del mundo, y claro que se lo debía, era lo menos que él podía hacer, el intento de asesinato no es cualquier cosa, pero el intento de asesinato que él efectuó era único, muy pocos salen libres, eso fue lo que el comandante le dijo un día después del arresto. Su mente le repetía a cada instante una solución de un posible accidente.

Así decidió pasar el resto de sus días a los pies de la cama, cuidando y velando por su posible victima, todos en el pueblo sabían que era culpable, sin embargo ya nadie se preocupaba por inculparlo; el día del libramiento medio pueblo estaba frente a la comisaría, ya que la otra mitad estaba en el pequeño panteón del pueblo; al muerto nunca le conocieron pero con solo ver la gran lapida que fue construida a su nombre, sabían que era alguien importante, demasiado importante como para derramar unas cuantas lagrimas.

Los días pasaban, incluso se convirtieron en semanas y casi pasaron varios meses cuando el se dio cuenta, tal vez no iba a viajar nunca más y ¿cómo?, si la gente del pueblo haría lo imposible, su única oportunidad era su posible victima, sí algún día despertara seguro diría que todo había sido un accidente y aunque nadie pidiera su cabeza, al fin se sentiría libre; planeo hacerse amigo de su victima, planeo comprarle un auto y una gran casa junto al lago.

Sin embargo, muy en el fondo, él sabía que nada cambiaría, ningún plan se haría realidad, solo se quedaría en eso, en un plan, él en un profundo coma, él junto a la cama, las enfermeras que caminaban sin mirar, los doctores que sonreían gracias a la fortuna que les dejaba mantenerlo con vida; la eutanasia era un sueño en aquel pueblo, y de haber podido ser real no habría quien para decidir, hacía años que la gente no lo veía acompañado, nada extraño en un pueblo tan pequeño y olvidado.

Cada noche en su segunda ronda de sonambulismo, él se levantaba y tomaba un vaso de agua, esa era su rutina hasta que esa noche llego, esa noche en la que comprendió como eran y como iban a ser las cosas; huir y dejarle en manos de los doctores no era una opción. Al final de todo, quien no intenta matarse un martes en la madrugada.


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