Y heme aquí, si como siempre, frente a un computador que se compone por piezas de distintas computadoras, un monitor del 2000, una laptop del 2010 (a la cuál su pantalla dejó de funcionar en el 2014), unas bocinas de quién sabra dónde, yo con pantalon rojo y camiseta blanca, descalzo, los zapatos en el suelo y mi cinturón en otra silla (hoy me masturbé dos veces antes de esto); escuchando un disco de Natalia Lafourcade como si fuera en aquel entonces Hu Hu Hu,ahora en un servicio de streaming llamado spotify (no tan difícil de explicar, pero no es el punto del día de hoy, y para esto, todo el mundo sabe que es); también a un lado mio tengo una taza enorme repleta de café (la segunda taza de la noche), y también un sandwich de espagueti, de ese espagueti de mi mamá, que es tan delicioso que podría comerlo todo los días a todas horas. Todo sigue igual, familiar. Como si tuviera 16 años y estuviera desvelándome sabiendo que al día siguiente no iré a la preparatoria y que Alejandra se preocupara por mí y se molestaría conmigo (ahora sé por qué lo hacía, sí, ahora, muy tarde, tal vez otro día), o como si tuviera 18 desvelándome y emocionándome por mis clases de fotografía (a las cuales tampoco iría y mi papel fotografico se quedaría por años hasta que Azul lo descubra, y descubra mis hojas de contactos) o incluso a los 20 desvelándome sabiendo que no iré a ningún lado al día siguiente, sabiéndome estancado por tres años. Ya van seis.
Este nuevo disco de Natalia Lafourcade es diferente. Ahora todo es diferente, 19 de Marzo de 2015, sí, varios años después, el veintiseis cumpleaños de mi hermano Daniel, el sigue siendo joven por dentro y decidido por una buena vida, y yo, yo también soy diferente, como el disco de Natalia, así; con el falsete en la voz que la hace parecer a otros artistas, con la canción hacia un personaje simplón y que parece sacada de su homenaje a Agustín Lara, con momentos de tristeza y alegría, con melodias bonitas, así, sin pasar a más tecnicismos porque pues, ni sé que tecnicismos poner.
Tengo veintidós años, un novio de veinticuatro años con el cual llevo 3 años cuatro meses y algunos días (blah blah blah, sí, eso, aja, cortes, aja, separaciones, chido, me conoces, gracias, sí), y un departamento en una colonia central de la ciudad (Tequisquiapan en San Luis Potosí, es como el sueño de cualquier persona, tener un departamento en esta zona, vivir el amor en pareja, comer más que sopas instantaneas, tener un gato tal vez y un balcón para fumar por la noche), con dos trabajos al día, ninguno suficientemente bien pagado, pero para alguien como yo (dejemoslo así), está perfecto. Me gusta mucho trabajar, creo que es de *sorbe su café* familia; mis padres trabajaron muchisímos todos los años de mi infancia y adolescencia, aun lo hacen, mi madre tiene un record perfecto de 0 faltas en 13 años (o quién sabe, hemos perdido la cuenta al día de hoy), mi padre no se diga, se mata la vida trabajando, somos de esas familias de clase trabajadora, workaholica para que se escuche rimbombante y no tan misero; de esas familias que comparten de su pan a todos sus familiares y conocidos, muy mexicana y a la vez muy ajena a México, como muchas, supongo.
hoy a pesar de ya no morir muy seguido, lo hice, con: oh no! - marina and the diamonds
PS. Lo del lugar favorito, a pesar de ser éste, el que describo en el primer párrafo, sale del nuevo disco de Natalia, y sí, mi lugar favorito eres tú.
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