6.11.12

Ella y su corazón


Y así,de pronto te encuentras en un mar de lagrimas; sin saber ni como ni porqué pero lo haces, un vago sentimiento de complicidad y de culpa, de tristeza y sobretodo de amor y confianza.Eso y más te pude unir y hacer sentir una persona que algún día fue una más, esa que te saca las risas y las mejores lagrimas; de alegría porque claro, no la quieres perder y aun más porque la tienes, no como posesión claro, por que nadie es dueño de ella, no es una posesión que se pueda tomar así; y si lo fuera sería la mejor de todas, la roca más preciosa y más buscada en todo el mundo.

Recuerdo aquellos días en los que el mundo sólo eramos nosotros, ¿o eramos nosotros contra el mundo?. Ella con gran emoción y ganas de vivir y yo viviendo por que ella era una razón para hacerlo. Los dos contra el mundo, cómo si fuéramos a rescatar bebés, animales o simplemente gritando por toda la calle, tan fuerte como podíamos, tan hondo hasta que la respiración nos faltara y la cara se nos pusiera tan morada; morada de gritos, morada punzante y maravillosa; lo hacíamos para sentirnos vivos.

Más tarde la recuerdo junto a mí, yo sin soltar una lagrima por no verme tan frágil ante ella, guardando todo sentimiento y hacerle ver que se equivocaba, que yo no había perdido esa batalla, aunque ella supiera que la guerra habita terminado. La recuerdo con sus calles oscuras y llenas de carteles de colores fosforescentes que hacían sólo más irónica mi situación, ella sólo me abrazaba y decía que siempre iba a estar para mí. Guardando todos sus "te lo dije" y sólo abrazándome con sus brazos pequeños.

También la recuerdo al dar todo por él, incluso dejarme a un lado; yo sabía que lo que sentía era difícil de sentir y lo entendía; sabía que tenia que pasar por eso y supe que era lo mejor; que diera sus mejores momentos, sus mejores sentimientos y deseos, que por fin los hiciera realidad; la recuerdo nerviosa ante la gran situación de culpa y enemistades (que aunque siempre las tuvo, ahora se hicieron más duras); la recuerdo con su gran sonrisa, con sus mejillas sonrojadas de amor, con sus ojos brillosos cuando pronunciaban su nombre.

Y ahora sucede lo que siempre supe que sucedería aunque nunca dije; el final de todo; el final de su verdadera primera historia; su llanto, mi llanto, sus maldecires y mis consejos absurdos; no hay nada que recomiende más que intentar hasta el ultimo, humillarse; otros aconsejarían dar la vuelta, pintar el dedo y huir, yo no soy de esos; al igual que sé que ella no es de esos, es hermoso luchar por algo que uno cree lo mejor, por lo que uno ama o cree amar. Es hermoso llorar por alguien ya ido, es absurdo y sin sentido pero somos románticos novelescos. Ahora, mis brazos están para abrazarla para decirle que siempre estaré para ella. Para comer mucho helado y tomar mil litros de café.

No lo odio, a él (al suyo de ella), si al mio nunca lo odie no lo haría con él; odio tanto que la dañe tanto, que le haya prometido tanto, que no sea más que un idiota más, odio sus acciones cobardes para con ella. Ella. Pero no lo odio; él, ese niño despeinado hijo de mamá y papá le enseñara más que nadie, sera su mejor maestro de la vida, tal vez, como conmigo pasen años antes de sacarlo de ese lugar especial, pero sé que lo hará y vendrán más aventuras. Al contrario, le agradezco a él por ser él y no otro, por ser cobarde e idiota, por no valorar y por no cambiar su forma de ser, le agradezco por que ni yo podría ayudarla a ser la persona que algún día sera, es hermoso que haya sido él y sin duda no me arrepiento de haber contribuido para que sucediera; para que todo comenzara, para que durara todo ese tiempo, ayudar para que se sintiera tan real.

El mundo se rige por corazones destrozados.

lloro con: no quise mirar - carla morrison

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